Afortunado en el amor

Mucha gente cree que los asuntos del amor es cuestión de fortuna, hemos aprendido que algunas veces se gana y casi siempre se pierde, encontrar a nuestra pareja «ideal» no es una tarea fácil, muchos viven con el temor de salir lastimados al entregar todo cuando están empezando una relación (como consecuencia de haber fallado varias ocasiones en el pasado), experimentar una ruptura nos puede dejar marcados hasta el punto de decidir no involucrarse nuevamente, otros deciden intentarlo una y otra vez, se preguntan: «¿Cómo pude fallar, si dí lo mejor de mí?, ¡le amé tanto!». Pensamos que amar tanto como sentimos debería ser suficiente para que la relación funcione perfectamente y las dificultades sean fáciles de sobrellevar, pero después de un tiempo encontramos que no es el sentimiento apasionado el único ingrediente que nos mantendrá unidos y felices con nuestra pareja, es ahí donde radica el problema: basamos nuestro amor solamente en emociones, condicionamos el amar en lo que sentimos y, creemos que por experimentar ese «amor apasionado» por otra persona las cosas deberían de ser casi perfectas. Con el tiempo descubrimos que por vivir bajo emociones y apasionados ahora estamos en pleitos constantes y cada día más separados uno del otro pensando sólo en su propio yo, sin darnos cuenta que el egoísmo es lo que ha tomado el control de nuestra vida, entonces estamos más preocupados por demandar lo que nos satisfaga a nosotros más que en suplir las necesidades afectivas, emocionales, físicas y espirituales de nuestra pareja.

Hemos aprendido acerca de un amor comercial, una clase de amor tan apasionado que debemos hacer cosas locas y sortear diferentes pruebas de amor para vivirlo, los hombres deben ser el príncipe encantador que rescata a su princesa de la torre del castillo para vivir felices por siempre… Al despertar de nuestro sueño de príncipes y princesas descubrimos que nuestra realidad es otra, se ha distorsionado, la realidad es que nos hemos convertido en un ogro (amargado, verde), mientras que nuestra amada dulcinea ahora es una hermosa, verde y gruñona Fiona.

¿Cómo pudimos fracasar? Debemos entender que nuestra relación no sólo se debe basar en emociones, si bien estas pueden ser un vínculo fuerte que nos haga «sentir» que amamos a la otra persona, lo que ocurre cuando ya no «sentimos amar» al otro, entonces, ¿cómo debemos actuar cuando esto ocurre? La mejor manera es aprender a amar como Dios nos ama, ya que si experimentamos Su amor en nuestras vidas estaremos en la mejor posición para dar un verdadero amor a los demás.

1ª Juan 4: 7-12

Ámense unos a otros

7Queridos amigos, sigamos amándonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es un hijo de Dios y conoce a Dios;

8pero el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.

9Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él.

10En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados.

11Queridos amigos, ya que Dios nos amó tanto, sin duda nosotros también debemos amarnos unos a otros.

12Nadie jamás ha visto a Dios; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor llega a la máxima expresión en nosotros.

Así como la música ha sido creada por Dios para alabarle, así es el amor, fue creado por Él, Él es amor, por ende, el amor proviene de Dios y es incondicional, está dispuesto a dar antes que a recibir, a sacrificarse sin demandar algo a cambio. Para que nuestra vida pueda ser transformada entendamos cómo debemos amar a otros:

 

  1. Un corazón humilde

Egoísmo es pensar siempre primero en mí, después en mí y finalmente en mí, esto es lo que empieza a deteriorar nuestra relación. Por el contrario, vivir en humildad ―renunciando a todo orgullo― nos permitirá disfrutar cada momento en pareja y perdonar fallas que antes podían dañarnos.

1ª Pedro 5:5

«Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes».

  1. Ser íntegro

Vivir en santidad (renunciar a todo pecado) nos hace vivir integridad para Dios y para nuestra pareja, es importante darle seguridad emocional, demostrar que nuestras convicciones han sido cambiadas por Dios afirmará a la otra persona (Job 31:1).

  1. Actitud de siervo

La mejor manera en que podemos demostrar nuestro amor a alguien ―además de las expresiones de cariño― es la actitud con la que nos conduzcamos. Amar es una decisión, no un sentimiento.

Mateo 5: 44-46

44Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen!

45De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual.

46Si solo amas a quienes te aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo mismo.

1ª Juan 4: 16-21

16Nosotros sabemos cuánto nos ama Dios y hemos puesto nuestra confianza en su amor.

Dios es amor, y todos los que viven en amor viven en Dios y Dios vive en ellos;

17y al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta hacerse perfecto.

Nuestra confianza y felicidad debe estar basada en Dios, sólo en Él. Poner nuestra felicidad en manos de otra persona es condenarnos a que nos lastimen, nadie podrá hacernos felices, sólo Dios es quien hará que nuestro amor crezca hasta llegar a su perfección.

19Nos amamos unos a otros, porque él nos amó primero.

20Si alguien dice: «Amo a Dios», pero odia a otro creyente, esa persona es mentirosa pues, si no amamos a quienes podemos ver, ¿cómo vamos a amar a Dios, a quien no podemos ver?

21Y él nos ha dado el siguiente mandato: los que aman a Dios deben amar también a sus hermanos creyentes.

Si decimos amar a Dios ―a quien no podemos ver―, pero no podemos amar a quien sí vemos, nos engañaremos a nosotros mismos.

Afortunado en el amor.png

Reflexión

El amor y el amar no es una fortuna o un juego de azar donde algunos ganan y otros pierden, el amor es de Dios porque Su esencia es el amor, fuimos diseñados a Su imagen y semejanza, con la capacidad de dar y recibir amor. Sólo conociendo y experimentando el amor verdadero de Dios, a través de Cristo Jesús, que es la expresión del amor de Dios hacia nosotros podremos llenar el vacío de nuestras vidas, rebosar de ese amor nos permitirá experimentar ese mismo amor hacia otra persona como nunca antes imaginamos. Dios te ama y desea que ames a otros como Él a ti.

@AlfonsoSantin

Deja un comentario